Grandeza no se diseñó para repetir lo que ya existe. No nacimos para administrar una franquicia electoral, ni para disputar cuotas en un sistema desgastado. Nacimos para construir algo diferente, desde las regiones, desde los márgenes, y con una visión que no cabe en las estructuras que hoy monopolizan la política.
Los partidos tradicionales dejaron de representar ideas y empezaron a representar intereses. Y nosotros no creemos que cambiarle el nombre a lo mismo sea una solución. Por eso no somos un partido político tradicional. Y no queremos serlo.
Grandeza es un movimiento político y empresarial en construcción. Tiene base territorial, visión nacional y una estrategia clara. No dependemos de resoluciones del CNE ni de financiación estatal. Nuestra fuerza está en la gente, en el método y en la forma en que entendemos el poder: no como una herencia, sino como una responsabilidad.
“No vinimos a reformar los partidos. Vinimos a construir una nueva forma de ejercer poder, con inteligencia y sin permiso.”
Grandeza no es un atajo ni una plataforma improvisada. Es una estrategia de largo aliento. Un sistema en formación. Un método para transformar la política sin pedirle permiso a quienes llevan años administrándola como un negocio privado.
Si alguien pregunta por qué no somos un partido tradicional, la respuesta es simple: porque eso ya existe. Nosotros vinimos a hacer lo que nadie más se atrevió a construir.